Tumores de hígado y páncreas

Los factores de riesgo para el desarrollo de una neoplasia en estos órganos son múltiples, pero entre los más importantes se incluyen antecedentes familiares, cierto tipo de infecciones, una dieta poco saludable, el consumo excesivo de alcohol y el tabaquismo.

El diagnóstico de las neoplasias hepato-bilio-pancreáticas se realiza a través de múltiples pruebas como endoscopias, biopsias de tejido, tomografía computarizada, resonancia magnética y análisis de sangre, entre otras. 

El tratamiento depende del estadio en que la enfermedad está en el momento del diagnóstico y puede incluir cirugía, quimioterapia, radioterapia o una combinación de estos tratamientos.

Sí. Al igual que procedimientos como la resección de la vesícula biliar o las correcciones de hernias inguinales, el avance de la cirugía laparoscópica ha permitido la realización de procedimientos más complejos en cirugía abdominal, incluyendo aquellos que involucran al hígado y al páncreas. Desde la laparoscopia diagnóstica, y la ecografía laparoscópica, hasta las resecciones hepáticas o pancreáticas más complejas, el uso de esta técnica se ha expandido y actualmente abarca la mayoría de los procedimientos quirúrgicos en enfermedades benignas y malignas del hígado y páncreas.

Aunque es un aspecto importante, se debe tener en cuenta que la meta de la cirugía mínimamente invasiva no es simplemente mejorar el resultado estético, sino reducir las complicaciones y las molestias postoperatorias, así como disminuir el dolor, reducir el tiempo de estancia hospitalaria y de reincorporación a la vida normal.

En el caso de la cirugía pancreática, la laparoscopia ha tenido un gran avance, especialmente en la pancreatectomía distal, donde es el abordaje de elección. La ecografía por laparoscopia también desempeña un papel importante en la estadificación de tumores pancreáticos, tanto antes de la cirugía como para determinar el tratamiento adecuado.

Los principales beneficios del abordaje laparoscópico en este tipo de enfermedades son:

1. Menor dolor postoperatorio: La laparoscopia permite una reduccion significativa en el tamaño de las incisiones, lo que conlleva menor dolor postoperatorio y una recuperación más rápida.
2. Menor riesgo de complicaciones postoperatorias: Debido al pequeño tamaño de las incisiones, como infecciones de herida, hematomas, hernias incisionales, complicaciones respiratorias, trombosis venosa profunda, entre otras 
3. Menor tiempo de recuperación: Debido al menor daño a los tejidos, la recuperación es más rápida y los pacientes vuelven a sus actividades normales en menos tiempo.
4. Disminución en la necesidad de analgésicos: Gracias a su naturaleza menos invasiva, la laparoscopia reduce la necesidad de analgésicos después de la cirugía.
5. Mejor resultado estético: Las incisiones pequeñas utilizadas en la laparoscopia son menos visibles y dejan cicatrices más pequeñas.

Después de la cirugía, los pacientes suelen permanecer en el hospital por un corto período de tiempo (menos de 24h), siendo dados de alta en la mayoría de los casos el mismo día de la cirugía. Deberán seguir ciertas instrucciones postoperatorias, como evitar levantar objetos pesados ​​y hacer actividades físicas intensas durante un tiempo para permitir que la hernia cicatrice correctamente.